USAR MENSAJES  EN “YO”
Linda Adams, Presidente de GTI

En la última columna traté la importancia de escuchar poniéndose en el lugar del otro cuando alguien – miembro del equipo, amigo, hijo – da señales de tener un problema que está interfiriendo con su capacidad de hacer un trabajo productivo o le impide continuar de forma efectiva. ¿Qué pasa cuando la situación se revierte y es usted el que tiene el problema?  Ahora necesita saber cómo ayudarse usted mismo. Cuando el comportamiento de alguien le está causando un problema, ¿cómo puede influir en esa persona para que cambie sin quedar mal con ella o hacer que sienta resentimiento hacia usted?

Por ejemplo: un miembro de su equipo ha llegado tarde a varias reuniones importantes; su compañero de trabajo se ha ofrecido a realizar algunas tareas pero no las ha completado; otro gerente está causando que su organización no haga una entrega muy importante a tiempo. Podríamos decir que éstos y muchos otros comportamientos le causan problema porque interfieren con la satisfacción de sus necesidades, por ejemplo, en estos casos, con que pueda hacer su trabajo.

Estas situaciones requieren una habilidad muy diferente a la que necesita cuando trata de ayudar a otro con su problema—en aquel caso usted es un consejero, alguien que escucha, que quiere ayudar a la otra persona. Cuando es usted quien tiene el problema, es usted quien envía el mensaje, quien busca influir; quiere ayudarse a si mismo.  Eso quiere decir que usted deberá ser afirmativo, claro en sus intenciones y dar a la otra persona información que le ayudará a entender mejor el problema que tiene con su comportamiento.

Las habilidades de aserción son muy diferentes de las de escucha y pueden ser mucho más difíciles de usar para las personas. Eso es porque la mayoría de nosotros somos reacios a decirle a otra persona que su comportamiento nos está causando problemas – a nadie le gusta escuchar eso. Corremos el riesgo de que se sientan heridos, se enojen o no les caigamos bien. Para algunos líderes, el riesgo es tan alto que sencillamente no se enfrentan a los miembros de sus equipos.

Pero el precio a pagar por ese silencio es muy alto: el problema no se trata ni se resuelve, la otra persona continúa sin darse cuenta y el líder acumula resentimiento. La relación se convierte en algo a lo que le falta autenticidad.

Miedo a la confrontación

Casi todos hemos tenido malas experiencias de haber sido confrontados a lo largo de nuestra vida, empezando por nuestros padres o maestros. Muy a menudo, la forma en que lo hicieron nos hizo sentir enfado o poner resistencia. En nuestros cursos nos referimos a éstos como “mensajes en tú”, porque echan la culpa a la otra persona: “Llegas tarde”, “eres desconsiderado”, “deberías ser más responsable”, “lo que tienes que hacer es”. Estos “mensajes en tú”, no sólo fallan en su intento de influir sobre la otra persona para que cambie el comportamiento que está creando el problema, sino que tienen el efecto añadido de dañar la relación.

Dado que es usted quien tiene el problema, es esencial que usted se apropie de él – es usted quien se encuentra abatido, enojado, frustrado, preocupado. Ahora su posición es la de ser asertivo, abierto, honesto, directo y claro con los miembros de su equipo y con otras personas en su vida. Es el momento para un “mensaje en yo”*: “Estoy decepcionado”, “estoy preocupado”, “estoy tan frustrado”.

La parte del “sentimiento” dentro del “mensaje en yo” es fundamental, pero no es suficiente. También es muy importante dejar saber a la otra persona cuál es el comportamiento que está creando el problema y entonces decirle el efecto tangible y concreto que ese comportamiento tiene en usted.

Ejemplos de “mensajes en yo”

1. A un miembro de su equipo:

“Me molesta (sentimiento) cuando las preguntas de posibles clientes no son respondidas dentro del plazo que acordamos (descripción sin acusaciones de un comportamiento inaceptable específico) porque temo que estamos perdiendo oportunidades de negocio y también damos mala impresión de nuestra organización (efecto tangible).   
 
2. A su compañero de trabajo:

“Cuando me interrumpen durante una presentación (descripción sin acusaciones de un comportamiento inaceptable específico), me siento frustrado (sentimiento) porque rompe mi concentración y se me puede olvidar algo importante (efecto tangible).

3. A su adolescente:

“ Cuando dejaste el tanque de gas casi vacío (descripción sin acusaciones de un comportamiento inaceptable específico) me enfadé (sentimiento)  porque tuve que parar a poner gasolina y eso hizo que llegara tarde a trabajar (efecto tangible).

4. Y aquí tienen uno de verdad que recibí esta semana de una compañera de trabajo:

“Estamos a 23 de agosto y no veo señales de que se esté trabajando en el artículo para el boletín Trabajando Juntos del mes de agosto; y estoy preocupada porque no vamos a poder enviarlo a tiempo a nuestros clientes, quienes lo encuentran útil y valioso. También es una herramienta efectiva de mercadotecnia para nosotros”.

Ni que decir, el mensaje captó mi atención y me hizo reaccionar para cumplir la fecha de entrega que habíamos acordado previamente.

Una forma sencilla para recordar las tres partes es preguntarse si contiene CES. (Comportamiento, Efecto, Sentimiento). Note que el orden no importa, pero sí es importante incluir las tres partes. Normalmente no es suficiente describir el comportamiento de la otra persona y decirle que está molesto; el otro necesita saber el por qué.

Aprender a hablar con otras personas usando “mensajes en yo” no es fácil porque requiere un cambio en la forma en que pensamos y actuamos normalmente, y también porque requiere valor. El beneficio de desarrollar el valor de dirigirse a otros con estos “mensajes en yo” es que ser honesto, claro y transparente con miembros del equipo, el esposo(a) y los demás puede ser el principio de una relación auténtica; una en la cual ambos aprenden a ser honestos y abiertos con el otro.
*El mensaje en yo de tres partes fue creado por Thomas Gordon.

PARA LAS FAMILIAS:

Del libro P.E.T. in Action del Dr. Gordon: Una razón por la cual muchos padres encontraron que los “mensajes en yo” son fáciles de aprender es que tuvieron experiencias tempranas e inmediatas en las que uno de estos mensajes produjo resultados sobresalientes.
Esto es lo que le sucedió a la madre de Kay, una niña de dos años y medio que no había forma de que se fuera a dormir:
“Una noche yo estaba muy cansada y Kay estaba de mal humor. No se quería dormir, lloraba y no se quería acostar.  La niña estaba casi histérica. Repasé con ella toda la lista. Empecé simplemente hablando con ella: “Vamos Kay, es hora de irse a la cama. Vamos, es tarde. Duérmete, no hay nada de que preocuparse”. Sus lloros continuaron y mi nivel de hostilidad comenzó a subir: “Sí, te vas a la cama ahora mismo; no, no vas a jugar”. El tono de mis palabras continuó subiendo y finalmente le di una nalgada y le dije: “Te vas a dormir ahora. Ya he tenido suficiente”. No sirvió de nada. Ella seguía llorando. Estaba desesperada pensando qué hacer. Entonces se me ocurrió. Probemos con P.E.T. Así que fui y me senté con ella en la cama y la abracé por un momento – pero no la saqué de la cama. Le dije: “Papi y yo no pasamos mucho tiempo juntos. Yo paso la mayor parte del día contigo. Me gustaría pasar un rato con papi. Necesitamos relajarnos por la noche y hablar el uno con el otro. A veces también nos gusta irnos temprano a la cama. Pero no podemos acostarnos si tú estás llorando.” Ella dijo: “Está bien, mami”. Y eso fue todo. ¡No podía creerlo! Aunque no se durmió inmediatamente, ya no hubo más llantos ni pataleos.”

“Creo firmemente que a las personas se les puede enseñar habilidades demostradas para que puedan construir relaciones duraderas en las familias, en el trabajo y en sus comunidades – y sembrar así las semillas de la paz en el mundo”.
Thomas Gordon, Doctor en Filosofía, Nominado tres veces al Premio Nóbel de la Paz.

Impreso y traducido con permiso de Gordon Training Internacional