EL PAPEL DEL PADRE
James Stenson sobre las responsabilidades de los hombres
En una era en que se ven “matrimonios” del mismo sexo y niños que tienen “dos mamás”, el significado de la paternidad se ha vuelto un poco turbio para muchos.
James Stenson, educador y autor de libros sobre cómo educar a los hijos, incluyendo Father, the Family Protector (El padre, protector de la familia; Scepter), ve claramente el papel irremplazable y rol indispensable en sus matrimonios y familias.
Stenson compartió con la agencia ZENIT las diferentes formas en que los hombres son protectores y cómo contribuyen de una forma singular al desarrollo de sus hijos e hijas.
P: ¿Por qué es importante que los padres mantengan su papel tradicional de protectores de sus familias?
Stenson: Es importante que veamos el rol del padre como protector en un sentido amplio, no sólo como protección física frente al peligro. Cuando vemos las formas tan importantes en las que un hombre protege a su familia, podemos entender mejor los terribles efectos que causa hoy en día la ausencia –ya sea física o moral– del hombre en la vida familiar. Entonces, ¿cuáles son las diferentes maneras de proteger que tiene el hombre?
En primer lugar, un hombre de familia dedica sus capacidades masculinas a proteger a su esposa de cualquiera que pudiera amenazarla. Parece ser un instinto natural entre los varones el proteger a las mujeres que hay en sus vidas: esposa, madre, hermanas, hijas, de la agresión de extraños. Por ejemplo, si un hombre está parado junto a su esposa en medio de una multitud y algún extraño se vuelve y empieza a gritarle a ella con enfado, el esposo inmediatamente monta en cólera y la defiende. La adrenalina corre por su sangre, sus músculos se tensan y su primer impulso es darle en la cara al agresor. Ningún hombre que se respete a sí mismo se quedaría tranquilo dejando que le falten el respeto a su esposa. Tomaría acción rápidamente para defenderla.
Relacionado con esta protección física hay otro aspecto en la protección masculina, algo que a menudo no entienden los padres de hoy. Un hombre no permite que nadie amenace o moleste a su esposa, y esto incluye a sus propios hijos. Una parte inmensamente importante de la tarea del padre es la de defender a su esposa de la rudeza, desobediencia insolente y agresión impulsiva de sus hijos. Este tipo de protección cuenta más para su esposa cuando los niños son pequeños – menores de 7 años – y después cuando entran a la adolescencia. Un hombre no permitirá que nadie le falte el respeto a su esposa, incluyendo – e incluso especialmente – en casa.
Un hombre también protege a su familia a través de lo que gana con su trabajo. Es decir, no solamente provee el sustento para su familia sino que los protege de la pobreza. Él les da cobijo, se encarga de resolver sus necesidades de techo, comida y ropa. Mientras papá tiene trabajo, la familia se siente segura. Incluso en hogares con dos ingresos, al parecer, los hijos sienten que el papá es el principal proveedor y, por tanto, el principal protector de la familia.
Además, él protege también a sus hijos de fuerzas que los amenazan aquí y ahora: las drogas, matones, criminales, agresores injustos de todo tipo y posibles desastres que surgen de su inexperiencia y de errores impulsivos – tales como cruzar en medio del tráfico o jugar con cerillos.
Se dice que la paz es la condición que disfrutamos cuando otros nos dejan tranquilos. A través de la historia se le ha visto al padre de familia que se ha puesto a la entrada de la casa en actitud protectora y le ha gritado, como si dijéramos, a todo el mundo: “Déjennos en paz. Dejen a mi familia en paz”. Por ejemplo, si un padre viera por la ventana de la sala a un extraño conversando con su hija pequeña, haciéndole señas disimuladamente, se lanzaría rápidamente en una acción defensiva. Correría afuera, dando zancadas de modo agresivo en dirección al extraño, y lo confrontaría exigiéndole saber qué quiere. Con los músculos tensos, se pararía entre su hija y el potencial agresor, escudándola físicamente del peligro.
Otro ejemplo: cuando alguien va a recoger a su hija adolescente para una cita, el padre hace lo que sea para evaluar al joven con el que va a salir. Quiere conocerlo, insiste en que se lo presenten para mirarlo a los ojos y medir intuitivamente sus intenciones y si vale la pena. Un padre siente el deber de evaluar a cualquier hombre joven que se acerque a su hija. Un mensaje no-verbal parece transmitirse entre ellos: “Es mi hija. Trátala bien o si no ”
Pero sobre todo, y esto es crucialmente importante, un padre protege a sus hijos fortaleciendo su capacidad de juicio y su voluntad para que más adelante puedan protegerse por sí mismos. En las vidas de sus hijos, él ejerce un liderazgo amoroso hacia una adultez responsable y competente.
Es la misión de un padre – el desafío que saca lo mejor de él – el formar en sus hijos las capacidades y actitudes que ellos necesitarán para tener éxito en la vida; fortalecerlos para que luego puedan a su vez protegerse y proteger a sus seres queridos. Entonces, a los ojos de sus hijos, un gran padre es guía y maestro toda su vida. Sus lecciones protectoras y edificantes sobre lo que está bien y lo que está mal permanecen en la vida interior de sus hijos mucho tiempo después de que han dejado la casa paterna y, por cierto, mucho después de que él pasa al descanso eterno. Un buen padre nunca deja de ser padre, pues permanece vivo como un gran hombre en los corazones de sus hijos.
P: ¿De qué otras maneras contribuyen los padres en forma singular en la vida familiar?
Stenson: Las contribuciones del padre en la crianza de sus hijos se derivan de su misión protectora, como he mencionado antes. Las nombraré en términos generales.
El padre fortalece la capacidad de sus hijos. Forma actitudes buenas hacia el trabajo que durarán todas sus vidas, junto con hábitos serios de trabajo. Sin el liderazgo del padre en esta área, sus hijos pueden tener problemas en entender la conexión entre esfuerzo y resultados, entre estándares y logros. Si el padre falla en esto, puede que sus hijos nunca superen la actitud que prevalece en la niñez – creer que la vida es juego – y permanezcan atascados en una adolescencia permanente.
Él enseña el respeto por la verdadera autoridad e insiste en que sus hijos los respeten y obedezcan a él y a su madre. Su esposa establece mayormente la moral en la casa – lo que está bien o mal en la vida familiar – y él se encarga de hacerla cumplir.
Inteligente y previsor, sabe que cuando los niños no respetan a sus padres, en el futuro ellos pueden chocar con otras forma de autoridad legítima: maestros, empleadores, la ley, la Ley de Dios y su propia conciencia. Un padre enseña a sus hijos las normas éticas y da forma final a su conciencia de por vida. Es decir, muestra a sus hijos e hijas cómo comportarse de forma justa y honorable en el mundo exterior, fuera de la casa.
A los ojos de sus hijos, es un experto en el trato justo e integridad personal en el lugar de trabajo y en la comunidad. Le muestra a sus hijos cómo las enseñanzas morales de su madre tienen aplicación más tarde en la vida fuera de la casa: decir la verdad, mantener la palabra dada, poner primero el deber, considerar los derechos y sentimientos de los demás. Con su ejemplo y sus correcciones en casa, les muestra cómo los adultos responsables respetan los derechos de los demás y hacen respetar los suyos.Un padre edifica la auto-confianza sana en los hijos. Su presencia en la casa como hombre fuerte físicamente lleva a sus hijos – especialmente a sus hijas– a sentirse seguros, protegidos y por tanto a tener confianza en sí mismos. Como padre, él corrige, anima y ayuda a los hijos a aprender de sus errores De este modo, lleva a que sus hijos se formen una idea realista de sus fortalezas y limitaciones. Los jóvenes que reciben este amor paternal protector, acompañado del autoconocimiento y la experiencia en resolver problemas en casa, eventualmente desarrollan una autoconfianza de por vida.
Un padre guía a sus hijos hacia la formación de un juicio adulto e inteligente. Les ayuda a usar su cerebro como adultos responsables: a enmarcar preguntas y respuestas de una forma lógica, a prevenir y prever consecuencias, a evaluar el carácter de las personas y sus valores y a reconocer la charlatanería cuando la ven. Un padre proporciona un ejemplo adecuado de responsabilidad masculina. Actúa como modelo para cuando sus hijos varones se hagan hombres. Y transmite a sus hijas – la mayoría del tiempo inconscientemente - las características que deberían buscar al juzgar el carácter de los hombres de su edad, especialmente si son pretendientes para el matrimonio. De incontables maneras sutiles, los padres forman patrones de comportamiento masculino en cada uno de sus hijos e, indirectamente del tipo de hombre con el que sus hijas se casaran algún día.
P: ¿Para que áreas fundamentales en la crianza de los hijos están mejor equipados los padres?
Stenson: Un hombre está mejor preparado para ofrecer apoyo y aliento a la compañera que Dios le ha dado, su esposa. Cuando un hombre trata a su mujer como la persona mas importante en su vida – cuando la ama, la honra, la cuida y lo demuestra – sus hijos se inclinan a tratar a su madre con amor, respeto y profundo honor. Tal parece que la actitud de los padres el uno con el otro forma el modo en que los hijos los honran a cada uno de ellos. Cuando el hombre honra a su esposa, los hijos honran a su madre; cuando la esposa honra a su esposo los hijos honran a su padre.
P: En su trabajo con familias, ¿qué características ha notado en padres que han sido excelentes en su papel?
Stenson: Los hombres que viven como excelentes esposos y padres disfrutan del amor de por vida y el respeto profundo de sus hijos. Poseen una unidad de vida – el bienestar de sus familias – y por tanto tranquilidad mental a lo largo de sus vidas.
Sus habilidades, sus logros laborales, su amistad con otros hombres, todo se junta para dar sentido y una profunda felicidad a sus vidas. He visto a hombres de todo tipo de temperamentos y procedencias tener éxito de esta forma.
P: ¿Cuáles son los principales obstáculos en la sociedad que amenazan el papel educador de un padre y también su función protectora?
Stenson: Diría que el principal obstáculo es que a los hombres de hoy en día no se les ha enseñado su función como padre. Es decir, nadie les ha dado una “descripción de su tarea” como padres. Esta situación ha llevado gradualmente a lo largo de varias generaciones pasadas, a una disminución del entendimiento de su papel protector y lo que éste significa.
Muy a menudo se ha requerido que el hombre actúe como una segunda madre para los hijos, o es sólo una figura más en la casa – un “compañero” mayor de juegos para los hijos. La mayoría de hombres se sienten incómodos con este rol y más bien lo rechazan; pero no han tenido un modelo de rol alternativo, especialmente si no crecieron con una figura paterna fuerte en casa. Este es el problema que abordo en mi libro “El padre, protector de la familia”.
P:La anticoncepción, el debilitamiento de los valores morales y la cohabitación han desconectado el sexo de la procreación y han “liberado” a los hombres de la paternidad, el matrimonio y la responsabilidad. ¿Cómo podemos volver a poner al padre en la imagen?
Stenson: Podemos comenzar por enseñar a los hombres que su carácter masculino es enormemente importante para sus esposas y para sus hijos, y de hecho para su propia felicidad en la vida.
Desafortunadamente, a los hombres se les presenta hoy en día con la falsa y desolada dicotomía de ser o un inútil o un depredador. Debe llevárseles a que vean que la opción es realmente una, la de ser protector o depredador. Es más, necesitan ver que los jóvenes maduran no cuando pueden hacerse cargo de sí mismos, sino que realmente se hacen adultos cuando pueden – y quieren – hacerse cargo de los demás. Por eso Dios les ha dado sus características masculinas; fortalezas que les llevan a proteger con amor a las demás personas en sus vidas, empezando por su familia.
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